Lestandor
Y la verdad es que es difícil dar con ella. Tomando el Belegaer como hacia la izquierda, más o menos entre el Cercano Harad y el Lejano Harad, podríamos decir algo así como el "Harad de Enmedio", yace poderosa la por todos conocida y por tan pocos hollada Cintura de Arda, y alrededor de ella, el País de la Cintura: Lestandor.
Y allí estaba el Doctor Eleder, en el punto conocido como Nórendë, la Mitad de Arda, agazapado e intentando protegerse con un débil paraguas de las acometidas de los elementos, mientras pensaba "Anar reina eternamente, sí... ¡ja!", y se afanaba por conseguir hollar el Punto Medio, el Entil, la única esperanza que le quedaba para poder...
¡Pero esperen! ¿Qué hace ahí el Doctor Eleder, se preguntarán? La última vez que supimos de él estaba escuchando plácidamente Radio Númenor, y ahora... Bien, cierto, merece una explicación.
No es que merezca una explicación su inactividad, desde luego. Es un Catedrático, y como tal, su estado natural es el de desaparecido. Un físico de la universidad rival dijo una vez que "Nunca puede saberse al mismo tiempo la posición y la velocidad de un Catedrático de la UAN, pues cuando sabe que le has localizado, enseguida echa a correr".
Esto fue aún más real si cabe en el caso del Doctor Eleder, dado que en el momento en que se oyó "¡Doctor! Discúlpeme, ¡no sabía que frecuentara usted este...!", el dirigible comenzó a alzar el vuelo, alejando a Eleder de Nueva Númenor, y a un montón de sombreros y maletas de sus posiciones previas (los dirigibles, pese a lo que pueda parecer, no son nada sutiles despegando).
Cuando el equipaje hubo vuelto a su lugar esperado, un hombre trajeado volvió a acercarse al Catedrático, que, sentado al lado de un fornido hombre de Khând, intentaba pasar desapercibido.
-¡Doctor Eleder! Le decía que se me hace muy raro verle aquí, en primera clase... ¿Es que les han subido el sueldo? -Eleder gruñó como única respuesta- Oh, permítame que me presente... Gustaf Lolquendë, importador de objetos de cordelería, pantallas galadriélicas, cosas así, le conocí en una recepción que dio su Rector, y dígame, ¿cómo le va?
-Encantado... -mintió el Doctor, pero luego, arrepintiéndose de su descortesía, se levantó, chocó con la balda de equipajes, se llevó la mano a la cabeza, terminó por levantarse y alargó su otra mano hacia el empresario- ¿Cómo está usted? Bueno, lo de estar en primera clase... La verdad es que gracias a mi secretaria, tengo que decirlo. La señorita Lothíriel. Estuve a punto de quedarme sin vuelo, un descuido, y ella hizo un par de llamadas y... sí, algo dijo de "situación excepcional", "prestigio de su compañía", "no van a encontrar ni una tuerca entre las cenizas, mire que tengo amigos que les gusta mucho eso de prender cositas, usted me entiende", y nada, enseguida me consiguieron un sitio aquí... ¿Y usted también va a Lestandor?
-¡Pues sí! -se ufanó Lolquende- Negocios, sabe usted... Ese país está prosperando mucho, y el númenor es una moneda fuerte ahora, creo que voy a conseguir algo de provecho... Pero ¿cuál es el motivo de su viaje? ¿Alguna Universidad, quizás? ¿Un curso de Quenya? ¿Negocios, o placer?
Eleder musitó: "Ehm... turismo", y luego agregó -No... en realidad, me han Encomendado Una Misión. Lo siento si suena grandilocuente, pero...
-¡Una Misión! ¡Cielos, eso es emocionante! ¿Algo secreto, como aquello que le pasó con los Hithluminati? ¡Cuénteme! -el señor Lolquendë, obviamente, no terminaba de relacionar la palabra "secreto" con ningún significado concreto. Pero Eleder carraspeó, y continuó:
-Mire... no le puedo decir mucho. Pero tengo que localizar a alguien, y, si puedo -y bajó la voz- traérmelo para Nueva Númenor. Ciertas investigaciones secretas... gran preocupación en el Estado Mayor... Mire, ¿significaría algo para usted que le hablara de la Mecánica Q-Éntica? -la cara de perplejidad, pero a la vez de intriga, del empresario, era buena respuesta- Pues en fin... Espero no fracasar. El futuro de Nueva Númenor... bueno, de la Universidad... bien, quiero decir, al menos de Mi carrera, depende de ello.
-¡Pues que tenga usted mucha suerte! -y se rió amistosamente, dando unas palmadas al Catedrático- Y si veo algún Q-Ent por ahí, ya le avisaré... ¡Jo, jo! Aquí tiene mi palanmóvil... ¡Hasta pronto!
Eleder musitó un agradecimiento, volvió a su asiento, se dio de nuevo con la cabeza contra la balda del equipaje, y se sentó mascullando "Mecánica Q-Éntica... se me podía haber ocurrido algo menos ridículo, la verdad...", e intentó relajarse concentrándose en la película que ofrecía el dirigible.
La pantalla galadriélica donde se mostraba la película rezaba en su parte inferior: "LOL Corp., GmbH. Fabricado en Nueva Númenor".
(Continúa)
5 Comentarios:
¡Doctor Eleder! Todo ésto no querrá decir que vuelve a escaquearse de imartir sus clases ¿no? Le parecerá muy bonito, tanto tiempo de ausencia y solo aparece por aquí para decir ¡que se marcha de nuevo! En fin, un placer saber que al menos la orcocola no ha terminado con usted y sigue... ¿activo?
:P
Mira que ir en dirigible habiendo otros transportes de reconocida eficacia que le habrían salido *practicamente* gratis...
¡Qué vergüenza!¡Qué despilfarro!
Mucha suerte con la misión, Doc.
Altáriel.
hay que ver! tres años de ausencia...espero que la explicación sea más completa! jejejejejeeje
Señorita Celebnár, noto una cierta ligera, casi imperceptible, falta de respeto por su parte... Espero equivocarme... Espero que mis clases sigan sin ningún contratiempo, ¿verdad?
Querido colega Amandil, en su momento no sabía a qué se refería usted con ese comentario; ahora que lo sé... ¿Sabía usted algo que yo no sabía?
Y estimado señor Huan Lú, no pida usted demasiados detalles, pues esa actitud puede volverse en contra suya... Por ejemplo, ¿ya sabía que su nombre en Alto Élfico significa "El Tiempo del Sabueso"?
Publicar un comentario
<< Principal